Unas horas de viaje en coche agotada tras la noche cargada de sexo y pasión me llevaron lejos de mi ciudad. Apenas tres horas y un mundo diferente me esperaba. Un mundo donde existían Amos como mi Dueño y sumisas como yo. Esperaba ilusionada las copas para simplemente compartir un rato agradable de risas y diversión. Pero allí estaba ella. Otra mujer apasionada, sensual, ardiente que me contemplaba como un gato a un ratón a ratos... como dos ratoncitas a veces. Las horas pasaron en el pub sin más pretensiones que la de unos amigos con unos gustos comunes charla que te charla. Pero amaneció... y oscureció. Y me puse mi mejor disfraz de Halloween. Diabla. Quizás no resulte muy apropiado para una perra pero a El le encantaba, incluso me había regalado los cuernos, el rabo y la pajarita roja. Qué preciosa me veía! Y que orgullosa cuando tras cenar a solas rodeado de velas pisé el local donde nos estaban esperando.
Me sorprendió la cantidad de personas que habían asistido al encuentro. Algunos conocidos, otras desconocidas pero con un fuerte vínculo en común. EL BDMS.
Ays que me ocurrió esa noche? Como pude descontrolarme de esa manera? Me deje llevar completamente por mis instintos en todo momento siendo consciente de que El estaba allí para cuidarme en lo que fuera necesario.
El coqueteo con la chica de la noche anterior ya fue descarado. Dos perritas acercando sus morritos, olisqueandose, rozandose.... y a cada minuto que pasaba la timidez se esfumaba. Una canción sugerente y una barra de strip tease fueron los únicos elementos necesarios para hacer estallar la chispa que se incrementaba segundo a segundo. El baile.... su coño deslizandose por el frió acero.. mi lengua cálida recorriendo su vagina, aprisionando su pepita. Bajo las miradas de amigos y desconocidos totalmente sorprendidos la chica se corrió gritando. Y a continuación... llegó mi turno. De nuevo los papeles se invirtieron. Me convertí en la bailarina que giraba sobre la barra y se contorsionaba sobre los cuerpos ardientes de dos sumisas dedicadas a mi. Lenguas, bocas, labios, manos, mmmmmmm. Y para que no me faltara nada, la escena estuviese completa mi Dueño sacó el cinturón de su pantalón y se dedicó a azotar mis pechos, mis pezones duros y erguidos. Un orgasmo desvergonzado recorrió mi cuerpo entero ante el silencioso público.... No hubo aplausos.
Al rato exhaustas bajamos al sotano. Allí se ubicaban los servicios y justo delante en la pequeña habitación que daba entrada... y de nuevo una confusión de pieles, labios y humedades era la escena que se mostraba delante de mi. Unas con otras nos acariciamos, nos besamos, nos abrazamos y nos mordimos. Hubo algún testigo afortunado que se quedó sin saber reaccionar y se fué rápidamente por las escaleras que previamente había bajado. Cuando regresamos con los demás acaloradas y sonrientes organizamos un pase.... un divertido pase de improvisados modelos que se exhibían descarados, posando, contoneandose las dos perritas junto con el Señor que amablemente nos acompañó.
No recuerdo como llegué al hotel. Se borró de mi mente lo que ocurrió allí. Mi Dueño solo sonríe, me repite que me porté como debía, genial tal y como se esperaba de una perrita como yo y que los Señores quedaron satisfechos. Está orgulloso. Su mirada habla por sí misma. Y esta esclava agotada descansó.... creo que El me desvistió. Solo sé que desperté acurrucada a su lado.. sonriendo. Gracias de nuevo Amo.
Me levanto temprano. Me despierto inquieta. Tengo mil cosas que arreglar. Estoy muy muy nerviosa. Le envío un sms al móvil. Estoy de los nervios si. Restan apenas quince minutos para hacerme un piercing. Otro. En la nariz. Duele. El pinchazo me atraviesa y lloro. Si. Siempre lloro cuando me hago un piercing. Pasa el día. Lo preparo todo para no tener absolutamente nada que me distraiga en el finde. Incluso la comida. Todo listo. Excepto yo.
Así fue... este Sabado le pedí que abriera el libro. Y... no lo encontró. Tan bien lo había doblado y escondido esta perrita.... que sonriendo le sugerí que mirara entre sus páginas. El leyó cada frase en voz alta mientras yo acurrucada lo escuchaba con los ojos cerrados sonriendo. Lo curioso del asunto fue que me preguntó (ignoro el motivo) si no lo haría público... si me avergonzaba acaso o no deseaba que el mundo entero conociera de mi entrega. Aquí lo transcribo.. 
Unas horas de viaje en coche agotada tras la noche cargada de sexo y pasión me llevaron lejos de mi ciudad. Apenas tres horas y un mundo diferente me esperaba. Un mundo donde existían Amos como mi Dueño y sumisas como yo. Esperaba ilusionada las copas para simplemente compartir un rato agradable de risas y diversión. Pero allí estaba ella. Otra mujer apasionada, sensual, ardiente que me contemplaba como un gato a un ratón a ratos... como dos ratoncitas a veces. Las horas pasaron en el pub sin más pretensiones que la de unos amigos con unos gustos comunes charla que te charla. Pero amaneció... y oscureció. Y me puse mi mejor disfraz de Halloween. Diabla. Quizás no resulte muy apropiado para una perra pero a El le encantaba, incluso me había regalado los cuernos, el rabo y la pajarita roja. Qué preciosa me veía! Y que orgullosa cuando tras cenar a solas rodeado de velas pisé el local donde nos estaban esperando.
El coqueteo con la chica de la noche anterior ya fue descarado. Dos perritas acercando sus morritos, olisqueandose, rozandose.... y a cada minuto que pasaba la timidez se esfumaba. Una canción sugerente y una barra de strip tease fueron los únicos elementos necesarios para hacer estallar la chispa que se incrementaba segundo a segundo. El baile.... su coño deslizandose por el frió acero.. mi lengua cálida recorriendo su vagina, aprisionando su pepita. Bajo las miradas de amigos y desconocidos totalmente sorprendidos la chica se corrió gritando. Y a continuación... llegó mi turno. De nuevo los papeles se invirtieron. Me convertí en la bailarina que giraba sobre la barra y se contorsionaba sobre los cuerpos ardientes de dos sumisas dedicadas a mi. Lenguas, bocas, labios, manos, mmmmmmm. Y para que no me faltara nada, la escena estuviese completa mi Dueño sacó el cinturón de su pantalón y se dedicó a azotar mis pechos, mis pezones duros y erguidos. Un orgasmo desvergonzado recorrió mi cuerpo entero ante el silencioso público.... No hubo aplausos.
No recuerdo como llegué al hotel. Se borró de mi mente lo que ocurrió allí. Mi Dueño solo sonríe, me repite que me porté como debía, genial tal y como se esperaba de una perrita como yo y que los Señores quedaron satisfechos. Está orgulloso. Su mirada habla por sí misma. Y esta esclava agotada descansó.... creo que El me desvistió. Solo sé que desperté acurrucada a su lado.. sonriendo. Gracias de nuevo Amo.
Comenzó un viernes. Ella permanecía totalmente inmóvil en una esquina de la habitación esperando tan ansiada visita. Con anterioridad juguetona como siempre había provocado a su Amo para que la fotografiara una y otra vez. Cada vez se acentuaba más en su espíritu inquieto la faceta exhibicionista. Quizás porque debido a los cuidados de su Dueño cada día se sentía más guapa, más deseada, más mujer.. o más perra? Unicamente llegaba a sus oidos las voces de dos hombres, una de ellas pertenecía a Su Propietario, otra aun desconocido al que no ponia rostro, ni cuerpo, ni nada más que una voz, el sonido de sus pisadas y el tacto de la mano sobre sus pezones anillados cuando se acercó a ella.
Agradecida su reacción fue devolverle el regalo recibido. Ahora los papeles se invertían y la lamida se convertía en lamedora... y la lamedora pasaba a ser lamida. Mmmm ... que goce... que disfrute y que éxtasis. Los espectadores llegaron a la conclusión de que las putas habían recibido ya bastante y se dispusieron a usarlas. Sin reparo alguno intercambiaron sus posesiones y se dedicaron a follarlas, a hundir sus pollas hasta el fondo en aquellos jugosos coños que encontraban totalmente a su disposición. La perra observaba a su Amo. Como embestía una y otra vez a la nueva perrita que no cesaba de gemir, gritar y correrse. Tembló de emoción y de orgullo de esclava cuando su Dueño le ordenó... LAMEME LOS HUEVOS MIENTRAS ME FOLLO A ESTA PERRA! Lamió desesperada mientras sentía los dedos del otro hombre hurgar en su cuerpo. Chupó ansiosa mientras el culo de su Señor le golpeaba la cabeza. Jamás había pensado llegar a un momento así! Su Propietario había tenido la deferencia de acordarse de ella y solicitar su servicio... Podía ser una mujer más esclava? Acaso era ya una mujer?
