Desde que conocí la existencia de los cilicios me preguntaba cómo poder obtenerlos, qué se sentiría al llevarlos... cómo eran.... La idea de sorprenderle me rondaba hacía tiempo y que palpara bajo mi vestido el metal arañando mi pierna.... Un día... como otro cualquiera.... en un foro de BDSM abrieron un hilo sobre cilicios y alguien tuvo la amabilidad de facilitarme el correo de una persona. Tras unos primeros contactos a escondidas y fotos... llegó el paquete. Me encantaron. Nadie podría imaginar qué envolvían las suaves bolsitas de terciopelo y seda. Un cilicio para la pierna y otro... para el cuello. La Hacedora me los había personalizado... un detalle inolvidable... la perrita en el pequeño... el simbolo del triskel en el grande.
Las terminaciones del metal se han clavado en mi cuerpo en varias ocasiones y ... a más tiempo... más tortura. Más picor.... Más que ofrecer. Mis manos temblaban mientras anudaba y el peligro me atraía y me seducía la primera vez que até la cinta en mi nuca y el frio metal se calentó al tacto de mi piel.....
la mejor!
ResponderEliminarMuchas gracias. Usted también lo es...
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